La Toxina Botulínica trata todas las marcas incluso las del sudor.

La transpiración es el medio más efectivo para que los seres humanos regulen la temperatura corporal. Cuando la liberación de sudor supera la necesidad termorreguladora del organismo, nos encontramos ante la Hiperhidrosis.
Sus causas no se comprenden totalmente, pero se sabe que resulta en una hiperestimulación de las glándulas sudoríparas y por consiguiente de la producción excesiva de sudor.
Es una condición clínica con impacto directo sobre la calidad de vida, y representa una incomodidad o falta de confort que puede interferir en las actividades diarias y en las relaciones sociales y profesionales.

Las glándulas sudoríparas, responsables de la liberación de sudor, reciben el estímulo de una sustancia llamada acetilcolina.
La toxina botulínica impide la liberación temporal de la acetilcolina y consecuentemente, la producción de sudor.
Este tratamiento se considera un procedimiento rápido, seguro, eficaz y con escasos efectos secundarios.
En las axilas, el tratamiento se lleva a cabo por medio de una técnica sencilla, rápida y prácticamente indolora. La duración promedio del efecto en la región varia entre los 4 y 10 meses, dependiendo de la dosis y de la técnica de aplicación.
En la palma de las manos, puede ser necesario aplicar anestesia local, y la duración promedio del efecto terapéutico es de 6 meses aprox.
Los estudios comprueban que la reducción del sudor observada en los pacientes genera un alto grado de satisfacción con el tratamiento.

Según una encuesta internacional el 2,8% de la población padece algún tipo de Hiperhidrosis, cuyo síntomas iniciales suelen manifestarse durante la adolescencia.
Las áreas más comúnmente afectadas son las axilas, la palma de las manos y la planta de los pies.
El tratamiento mejora la calidad de vida aumentando la autoestima y devolviendo a los pacientes la confianza lo que se refleja en una mejora en las relaciones tanto laborales como personales.